30/04/13-.Al
cumplirse hoy 36 años del nacimiento público de las Madres de Plaza de Mayo,
los hijos de las tres madres fundadoras, secuestradas y asesinadas por la
dictadura cívico militar, reflexionaron sobre la trascendencia histórica de su
lucha. Azucena, Mabel y Esther, Madres recordadas hoy por sus hijos
Ana María Careaga, hija de Esther Ballestrino de Careaga,
dio su testimonio a Télam al resaltar "el enorme capital simbólico en el
que se constituyó el reclamo histórico, sostenido e inclaudicable de esas
mujeres que salieron al ruedo, a caminar una búsqueda ineludible de lo más
preciado que tenían: sus hijos".
"Ellas son exponentes de una generación comprometida
con la realidad de su tiempo y con la causa de los más necesitados", dijo
Careaga.
En 2005, cuando fueron identificados los restos de su
madre, junto a los de María Ponce de Bianco y Azucena Villaflor de De Vicenti,
Ana María Careaga reflexionó: “Volviste. Un día de diciembre, seguramente
extenuada, a la costa. Te habían desaparecido apenas unos días antes y habrían
de desaparecerte 28 años más. Mientras tanto nosotros te buscamos, como había
que buscar entonces, como se buscaba en esa época funesta de nuestra historia,
como ustedes nos buscaban a nosotros. Golpeando puertas, recorriendo,
denunciando. Todo era inútil. Un gran interrogante sin respuestas. Eso era la
desaparición...Las madres buscaban a sus hijos y los hijos buscaban a sus
madres, en el país de lo indecible...".
Luis Bianco, hijo de María Ponce de Bianco, secuestrada
junto a Careaga el 8 de diciembre de 1977 en la iglesia de la Santa Cruz, trasmitió en una carta a Télam el significado
de la lucha de su madre y su agradecimiento.
"Ellas son exponentes de una generación comprometida
con la realidad de su tiempo y con la causa de los más necesitados"
Ana María Careaga "Un año después de la desaparición
de tu hija Alicia, el 30 de abril de 1976, se reunían un grupo de madres para
dar comienzo al movimiento que más confrontó contra la dictadura y que vos
fundaste: las `Madres de Plaza de Mayo´. Hoy, después de 36 años, me
enorgullece que hayas hecho tanto por tu familia", dijo Bianco.
Agregó: "recuperaste a la nieta de tu hermano el 18
de abril de 1977, Soledad, antes de que se formara Abuelas de Plaza de Mayo.
Qué decir de tu lucha incansable por los presos políticos por organismos,
juzgados, cuarteles, comisarías y ministerios...Y de la emoción que sentí
cuando en 2005 en Madrid, la asociación Pro derechos Humanos las distinguieron
a las Tres Madres pilares de este movimiento, con el Premio in Memoriam
Derechos Humanos.
Recibí tu premio y el de Esther (Careaga) en nombre de su
familia. Agradeceré toda la vida tu cordura, tu generosidad, tu solidaridad,
pero por sobre todas las cosas el amor que nos brindaste".
"Hoy en tu lugar de descanso, junto a Esther, Leonie
(Duquet) y Ángela (Auad) una simple lápida te recuerda “Una luchadora Valiente e Incansable”. ¿Qué más se puede dar
que dar la vida?. Tus hijos te honramos con nuestra conducta de vida, y mi
único deseo es que cuando me vaya, ojalá
me encuentre completamente lúcido, para poder regalarte mi último pensamiento, porque VOS
MAMA, sin duda nos regalaste el tuyo", finalizó.
Para Cecilia De Vicenti, hija de Azucena Villaflor,
secuestrada dos días después que Careaga y Bianco cerca de su domicilio, las
Madres de Plaza de Mayo "se unieron en un denominador común: el
amor".
"Por amor salieron a buscarlos, por amor desafiaron
al miedo y al horror y en ese andar construyeron un movimiento que cambió la
historia. No contaron los genocidas con la valentía de estas madres y por eso
intentaron callarlas. Mary, Esther y Azucena fueron secuestradas, desaparecidas
y asesinadas", relató De Vicenti en un texto enviado a esta agencia.
"Mujeres, con mayúscula, que dieron y buscaron vida.
Y cuando desaparecieron ellas, salimos los hijos a buscarlas y a buscar a
nuestros padres, hermanos, compañeros y amigos. Las encontramos 28 años
después, con una gota de nuestra sangre", recordó Cecilia en 2012 durante
un acto en la iglesia de Santa Cruz.
Y agregó: "Gracias Madres de La Plaza, porque a
pesar del miedo y el dolor por el secuestro de sus compañeros todos los jueves
siguieron marchando y luchando por Memoria, Verdad y Justicia, en medio del
Terrorismo de Estado, en el que las madres buscaban hijos y los hijos buscaban
madres".
Esther Ballestrino y María Ponce estaban reunidas con
otras madres en la iglesia de la Santa Cruz el 8 de diciembre de 1977,
delineando los detalles para publicar la primera solicitada con los nombres de
sus familiares secuestrados, cuando
fueron secuestradas entregadas por el represor Alfredo Astiz, quien se infiltró
en el grupo y las marcó con un beso en la mejilla.
Azucena Villaflor fue secuestrada en la esquina de su
casa dos días después; las tres fueron víctimas de los vuelos de la muerte y
luego de permanecer enterradas como NN en el Cementerio de General Lavalle, sus
restos, que habían sido encontrados en las costas de Santa Teresita y de San
Bernardo, pudieron ser identificados por el Equipo Argentino de Antropología
Forense.