"Los dirigentes sindicales deben trascender el rol de representar unicamente a sus afiliados"


20/03/132-.En el marco de las paritarias, Pedro Wasiejko analiza las posturas en relación con las negociaciones y reitera su propuesta de establecer acuerdos a largo plazo. Pero va más allá y asegura que los dirigentes sindicales deben trascender el rol de representar únicamente a sus afiliados en lo que a mejoras salariales se refiere. “Deben tener la capacidad de debatir otros temas de importancia para los trabajadores e impulsar iniciativas políticas que apunten a mejorar la capacidad productiva del país, recuperar la competitividad y fortalecer la integración de los países de la región, entre otras cuestiones imprescindibles de abordar en la coyuntura actual y que beneficiarían a la sociedad en su conjunto”, asegura.

¿Cuál es el análisis frente al pedido del gobierno para que los acuerdos no superen el 20% y los gremios que plantean que no puede ser inferior al 25%?

El objetivo de estas paritarias tiene que ver con la recuperación del poder adquisitivo del salario de los trabajadores. En este sentido, es muy difícil que puedan haber acuerdos que estén lejos del 25%. Esto es parte de lo que plantea la coyuntura. Pero hay una discusión que es fundamental y tiene que ver con la situación económica que está atravesando nuestro país: tenemos 10 años de crecimiento económico, con recuperación del aparato productivo, del complejo industrial, la incorporación de casi 5 millones de trabajadores a sus puestos de trabajo. Pero el proceso inflacionario, que termina corroyendo año a año el nivel de ingreso de los trabajadores, nos obliga a pensar en la cuestión de la competitividad de la producción industrial del país y, por ende, en las políticas que se deben aplicar para resolver este tema que es sumamente importante.

¿Cuáles serían las causas de este proceso inflacionario y cómo debería combatirse?

El proceso inflacionario tiene que ver con la baja tasa de inversión de los sectores que están ligados a la producción de bienes y servicios y con un problema de escalas en la infraestructura del complejo productivo. Hay una responsabilidad importante de gran parte de los empresarios, fundamentalmente de los formadores de precios, que apelaron a los recursos de siempre: mejorar su rentabilidad a través del incremento de precios sin preocuparse por la competitividad que, cuando hay problemas en la política macroeconómica, pretenden recuperar a través del ajuste del tipo de cambio.  Hay una gran presión por parte de algunos sectores que quedan en evidencia con las declaraciones públicas de Rattazzi y algunas iniciativas de Paolo Rocca y otros que apuestan a una devaluación. Valen también las expresiones de Lavagna. Pero la Argentina de hoy tiene la posibilidad de tener otras herramientas para mejorar la competitividad y resolver este dilema central de la visión de la economía en nuestro país.

Esto contradice la teoría que plantean respecto a que la inflación se produce por los aumentos salariales…

Esa es una gran mentira. El mejor aporte que podrían haber hecho los empresarios a partir del 2007 es invertido. El capital es egoísta y nadie pretende que hagan beneficencia. Pero estaba claro en el 2007 que, después de los años de crecimiento sistemático de la economía, era hora de apostar en el país. Pero no invirtieron ni un peso y esto es lo que produce el claro daño del proceso inflacionario.

Los grandes sectores empresarios esperan con los brazos abiertos que esta situación se vuelva insostenible para plantear la devaluación como receta única para recuperar la competitividad. Y este es un tema del cual el movimiento sindical no puede ser cómplice. Muchos sindicalistas se posicionan como simples espectadores y asumen solamente un rol de representación de sus afiliados para conseguir en las negociaciones mejoras en los salarios que cubran la pérdida ocasionada por la inflación. Pero evitan discutir la cuestión central de estos problemas y hacer aportes en esta dirección. A éstos hay que sumar los sectores sindicales que apuestan, a través de la confrontación, al caos y al desmantelamiento de todo este proceso de mejoras económicas acumuladas en estos últimos 10 años. Mejoras que no son perfectas. Estamos en una Argentina muy injusta que sigue siendo desigual, con un 35% de trabajadores que no están registrados.

Es claro que el salario no es el que produce el efecto de la inflación que es consecuencia de la remarcación sistemática de los precios. Hay muy pocas empresas que manejan casi el 60% del consumo minorista. Esto es lo que se tiene que revertir: la cultura de estos sectores, que deberían buscar mejorar la competitividad a través de la inversión para incrementar la productividad y la calidad de los productos para estar en condiciones de enfrentar el mundo globalizado que es feroz. Este es el desafío y es donde hay que dar el debate. El movimiento sindical tiene una gran responsabilidad en plantear estas cosas y no esconder la cabeza como la avestruz debajo de la tierra.

En este marco, ¿el acuerdo firmado por el gobierno para mantener los precios por dos meses que impacto tiene?

En la medida en que los acuerdos sean consensuados son pasos correctos. Pero una de las prioridades para el sostenimiento de este rumbo económico es el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores. Si alguien pretende generar con un acuerdo transitorio algún condicionamiento en la discusión salarial comete un gran error. Es necesario buscar acuerdos de largo plazo que contengan cláusulas de ajustes de modo que cada 6 meses las partes se reúnan para corregir el efecto de la inflación. Además, si estamos siempre discutiendo el salario no podemos avanzar con la verdadera democratización en los lugares de trabajo, en la implementación de los Comités Mixtos de Seguridad e Higiene, en el rol protagónico que deberían tener los sindicatos en la discusión respecto a cuál es el mejor modelo productivo para el país.

En los 90, como CTA, tuvimos la capacidad de poner en la agenda temas que eran casi tabú para el entramado político y cultural de nuestra sociedad. Hoy tenemos nuevamente la responsabilidad de convertirnos en un actor importante y tener la iniciativa política, ponernos a la vanguardia de este proceso de cambio y poner los temas que hay que poner sobre la mesa: la inflación le hace daño a los trabajadores y pone en cuestión el crecimiento. Hay que hablar de productividad, de competitividad, de procesos de integración productiva, de más Mercosur, de más Unasur y de acuerdos a largo plazo en la discusión salarial.

 
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