Cierran la línea A por orden de Macri


11/01/13-.A las 22.54 de esta noche partirá desde la estación de subte Plaza de Mayo el último servicio de los centenarios vagones La Brugeoise y con él se dará paso al cierre de la Línea A hasta el próximo 8 de marzo para la renovación de flota.


a suspensión del servicio fue la primer medida anunciada por el gobierno que conduce Mauricio Macri al hacerse cargo de los subtes en los primeros días del 2013, un año después de haber firmado un acta acuerdo de traspaso con el Gobierno Nacional, cuya aplicación se viera dilatada porque el propio conductor del PRO la rechazó durante 11 meses.

Fue el 13 de noviembre de 2012 cuando la administración Macri anunció que se haría cargo del control de los subtes porteños, y supeditó la concreción de la decisión a la aprobación de una ley que declarara a ese medio de transporte como "esencial", impidiendo cualquier suspensión del servicio, lo que incluía restricciones al derecho constitucional de huelga.

Sin embargo el 20 de diciembre el macrismo debió ceder ese punto en la discusión legislativa, y apenas cinco días después comenzó a circular el rumor de que se había decidido el cierre temporario de la Línea A.

Finalmente, y aduciendo la necesidad de "comenzar a trabajar en lo más urgente", desde Bolívar 1 se anunció que para cambiar la flota de vagones, que realizan desde hace 99 años el recorrido, se suspendería el servicio por "aproximadamente 60 días".

La medida fue repudiada por opositores, gremialistas y el propio ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, comparó las tareas que el gobierno porteño promete realizar con las que la Nación emprendió en el tren Sarmiento, donde no se interrumpió el servicio y donde se pusieron a disposición de los pasajeros medios de transporte alternativos y gratuitos.

Hoy al mediodía Randazzo insistió en afirmar que Macri, tiene "una terrible ignorancia de lo que significa el transporte público para el hombre común", y sólo lo concibe como "una empresa particular".

Ante las criticas, Macri y sus funcionarios escudaron su decisión en las recomendaciones técnicas de una auditoría realizada por el Metro de Barcelona y las brindadas por los constructores de los nuevos vagones, quienes piden que recorran 2.000 kilómetros sin pasajeros.

Sin embargo, no fueron pocos quienes acusaron al macrismo de intentar ubicarse como "refundadores" del servicio y se presentaron al menos tres recursos de amparo ante la justicia para frenar el cierre y preservar los históricos vagones, que según desafortunadas declaraciones del jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sólo servían "para hacer un asado".

Con el nuevo año, el jefe de Gobierno anunció que además del cierre de la línea se estudiaría el precio del pasaje de los subtes y aunque adelantó que la tarifa técnica se ubica "cerca de los 6 pesos", evitó dar precisiones respecto de cuanto sería el costo que pasarían a pagar los usuarios.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó ayer que aumentar el subte a 3,80 pesos -la cifra que se deja trascender desde la administración macrista- es "una barbaridad", y remarcó que "si hay que actualizar tarifas hay que hacerlo con un gradualismo que no afecte a la gente ni la economía".

La Línea A de subterráneos, la más antigua de América Latina, transporta a diario un promedio de 100.000 pasajeros por día, quienes hasta el próximo 8 marzo deberán utilizar otros medios de transporte para recorrer el trayecto que une la Plaza de Mayo con la estación Carabobo, en el barrio de Flores.

Además el cierre afectará el transporte que circula en la superficie, que se verá seriamente recargado, generando un mayor tránsito vehicular en las zonas aledañas a la avenida Rivadavia y el aumento de usuarios en colectivos.

Si bien en un principio el Gobierno de la Ciudad dijo que estudiaba la posibilidad de poner un servicio de micros que mitigue el efecto del cierre, la idea fue abandonada.

Otro grupo damnificado es el de los comerciantes que trabajan en los andenes de las estaciones, que a escasas horas del cierre se debatían entre la incertidumbre y las críticas hacia el gobierno porteño.

En un relevamiento realizado por Télam, la mayoría de empleados de comercios que trabajan en el trazado de la centenaria línea no habían recibido comunicación alguna por parte del gobierno de la Ciudad ni por parte de la empresa concesionaria del servicio.

Ese punto despertó una nueva polémica, ya que mientras Rodríguez Larreta, se desligó del reclamo de los comerciantes diciendo que la concesionaria "les debería haber avisado", la empresa adujo que la explotación de los locales está subcontratada por la empresa Metronec que, al igual que Metrovías, es parte del Grupo Roggio.

Respecto del cierre, fue uno de los comerciantes damnificados quien sintetizó lo que pasajeros y dirigentes piensan: "Uno quiere tener la esperanza de que esto mejore después del cierre, pero hasta que no lo reabran no se sabrá si valió la pena todo el trastorno".

 
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